[DEST]Para una empresa, un activo son todos aquellos bienes, derechos y demás recursos económicos que controla, los cuales ha obtenido en el pasado y de los que se espera obtener un beneficio o rendimiento económico en el futuro por su uso o venta.[DESTC]

Características de los activos

Estos bienes, derechos o recursos para ser considerados como activos tienen que cumplir una serie de características, que son:
La empresa tiene que tener el control económico de dichos recursos. No es necesario tener la propiedad de los mismos. Por ejemplo, el pago alquiler por anticipado de un local o almacén donde se va a llevar a cabo la actividad económica implica que la empresa tiene el control de dicho almacén (el derecho de uso) y por tanto, es un activo para la misma.

Los activos siempre tienen su origen en transacciones o acontecimientos ocurridos en el pasado. Aunque lo habitual es que esta transacción pasada haya tenido asociado un coste, no es necesario para que el recurso se convierta en activo. Por ejemplo, la donación de mobiliario de oficina o una subvención a fondo perdido no implican coste y son activos.

Por último, todo activo debe tener un valor económico para la empresa, ya sea un valor de cambio, mediante el cual la empresa determinar el valor del activo lo cual le permite intercambiarlo por otros activos o atizarlo para cancelar deudas; o también un valor de uso, que implica la capacidad para que el activo sea utilizado en el proceso productivo de la empresa.

Estas tres características que hacen que un recurso sea considerado un activo permiten que dicho activo pueda ser medido en unidades monetarias. Esto es fundamental para poder añadirlo dentro al balance de la empresa.

¿Por qué hay que cuantificar un activo?

Los activos se reflejan en la contabilidad de la empresa. Para ello se utiliza el balance de situación, documento en el que se relacionan los activos, los pasivos y el patrimonio neto de la misma. Para realizar dicha relación es necesario que cada elemento que introduzca en el balance represente una cantidad exacta, por ello es necesario que los activos tengan asociado un valor.

Hay determinados elementos que para una empresa son muy beneficiosos, como sería el prestigio, la localización, la fidelidad de la clientela, el reconocimiento de marca, etc; que al no ser cuantificables de forma objetiva no pueden ser introducidos en el balance de empresa y por tanto no pueden catalogarse como activos.

Tipos de activos

Los activos se clasifican principalmente en base al tiempo que ha de transcurrir para poder ser intercambiados o convertidos. Por ello, se distingue entre:
Activos corrientes o circulantes: Aquellos que pueden convertirse en efectivo o ser consumidos en un periodo de tiempo igual o menor a un año.
Activos no corrientes: Corresponde con los activos que permanecerán en la empresa un largo periodo de tiempo. Exactamente un año o más.

¿Cómo se valora un activo?

Los activos siempre se valoran por su precio de adquisición en el momento que pasan a formar parte de la empresa. En el futuro, si el valor de mercado del activo se deprecia, en la contabilidad de la empresa el activo deberá depreciarse. En cambio si se revaloriza, se seguirá manteniendo el precio de adquisición como valor del activo.

Ejemplos de activos

Ejemplos de activos no corrientes:
Activos intangibles: Patentes, marcas, aplicaciones informáticas.
Activos materiales: Terrenos, edificios, instalaciones, maquinaria, equipos informáticos, vehículos, mobiliario.
Activos financieros: Créditos a largo plazo, participaciones a largo plazo, fianzas a largo plazo, obligaciones o bonos a largo plazo.

Ejemplos de activos corrientes o circulantes:
Materias primas, productos semielaborados, productos terminados, combustibles, repuestos, etc
Derechos de cobro a clientes, deudores, anticipos, gastos anticipados, dinero en caja, dinero en bancos.

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